miércoles, 17 de marzo de 2010

Stitches, de David Small


¡Aviso para navegantes! Él que escribe no tiene la menor idea de lo que hoy en día se conoce cómo novela gráfica (sólo me he leído Maus) o de lo que viene siendo lo mismo pero sin categorida moral (Super López y poco más han caído en mis manos).

Es por ello que no encontraran aquí una comparativa con movimientos dentro del cómic, ni un análisis sesudo del trazo, el bocadilllo y demases cuestiones propias del medio. Para eso tenemos a Milgrom o Vaderetrocordero grandes pajeros del género.


Stitches es la obra que ha dado el pelotazo de popularidad al ilustrador y artista David Small. Al igual que en Maus la obra gana en intensidad por ser autobiográfica (en Maus habla del padre, aquí de si mismo). Es ésta la historia de un niño afincado en Detroit, en una familia a todas luces disfuncional. Un padre radiólogo ausente, un hermano en su mundo y sobre todo, una madre siniestra. Muy siniestra.

La figura de la madre da verdadero terror y planea por el libro como una figura el doble de amenazadora que el monstruo de los cuentos infantiles, ya que en vez de huir de este monstruo el niño busca en él cariño y protección.

La visita a la abuela materna (ser directamente de frenopático) intenta explicar un poco el carácter oscuro de la madre, que por primera vez se muestra temerosa. El tebeo prosigue mostrando los abusos emocionales a los que es sometido el niño (algunos verdaderamente sangrantes) y los problemas consecuentes en su desarrollo social y moral.

Todo ello narrado con pocas palabras; páginas enteras en las que las viñetas se transforman en cámara de cine y sólo pretenden contextualizar. Es curiosa esa economía de medios. Una obra en la que hay tanto que contar y tan poco espacio e incluso así, el autor se toma su tiempo en expresar un estado de confusión, angustia o miedo.

Recordando que soy novato en el medio, me sorprende la libertad con la que dibuja la novela, haciendo el concepto viñeta un poco demodé. Reseñable, aunque probablemente lo habían ya adivinado, es que los dibujos están en blanco y negro. Carallo ayer caí sin querer en los grabados de Doré, y me dió por reflexionar en lo complejo que es crear semejantes juegos de luces y sombras con la paleta tan corta. David Small consigue muchos matices y profundidades sólo con grises, de verdad que si.


Siguiendo con la narración, lo que me convenció para realizar esta reseña con ánimo de recomendación fue que la historia tuviera una salida a tanto sufrimiento. Y en ésta ocasión no se sitúa ni en el asesinato de toda la familia, ni en el amor apasionado de una suripanta cualquiera, ni en la fama. No, esta vez la luz está en la consulta del psicólogo. Es verdaderamente entrañable observar la gratitud con la que Small nos cuenta su apertura a la vida gracias a su terapeuta.

Y ahí radica el mensaje de esta historia. No es pues una simple y vana enumeración de las crueldades humanas a lo posmoderno, ni un canto a la fatalidad a lo romántico. No, es un alegato de la verdad psicológica y su corolario, la libertad, y una denuncia a todas esas estructuras familiares bloqueantes, asfixiantes, apostólicas y romanas que tantas generaciones llevan destruyendo moral y emocionalmente a Occidente.

3 comentarios:

  1. Perfecto, así entiendo yo las reseñas de cómics: Centradas en la historia, sin más hostias. Más que nada para conseguir un público no especializado, que es lo que necesita esta manifestación artística. Con el cine ya nos podemos permitir textos más eruditos, principalmente porque aunque sólo un escaso porcentaje de espectadores va a leer más allá de la sinopsis (pocos de los que han ido a ver Avatar son estudiosos de Goddard), en número acaban siendo un montón. Pero en el cómic es necesario crear afición, que aún semos pocos.

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  2. Lo de que aún semos pocos es relativo, al menos dependiendo de los círculos por los que te muevas. Lo que si es un poco más raro es que se trate con respeto a los Superhéroes, o al Manga.

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  3. Acabo de leer el comic...

    Me ha dejado sin palabras. Para mi increíblemente esperanzador.

    El autor agradece a su terapeuta "por levantarme del suelo y situarme en el camino de replantearse la vida".

    La narración de ciertas emociones es muy impactante (tras un momento de angustia, llueve durante hojas enteras...)

    Gracias por la recomendación Portrait.

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