Ya hace calor y los edificios comienzan a derretirse, sus cornisas gotean por doquier, intentando mantener fresca la carne de su interior. La climatización me ayuda a crear chuscas metáforas, ya véis. :-)
Esta semana estoy llegando a la conclusión, casi la rozo con los dedos ya, de que sobran jóvenes escritores norteamericanos, que sobra literatura posmoderna de USA. Hay demasiados invitados a esa fiesta, me temo. Llevo engullidas unas 150 páginas de Ahora sabréis lo que es correr, firmado por Dave Eggers, y por Crom, no sé por qué no aprovecho ninguno de los muchísimos puntos y aparte que tiene la cosa esta para poner punto final al suplicio. Que hace calor y no estamos para guasas. Que mi miopía sigue en modo imperialista, invadiendo espacios ajenos al ocular. Entiéndase lo que se quiera.
En fin, al lío. Resulta que el bueno de Eggers es un joven y guapo escritor norteamericano, fundador de una superinfluyente revista online de tendencias (o tendenciosa, como prefieran) llamada McSweeney's. Además, Eggers procede de una familia de esas demócratas-de-toda-la-vida, un poco a la europea, que dicen ellos, los americanos de bien; una familia de esas que viven en Boston, que es la ciudad donde transcurría esa seria tan, eeh... rompedora, que fue Ally McBeal. Ahora sabréis lo que es correr es la primera novela de Eggers, que aprovecha para contarnos cómo un par de amigos norteamericanos muy eggerianos, claro, deciden dar la vuelta al mundo en siete días, pero sólo pasando por países probes para repartir entre los más necesitados un dinerico que se han encontrado por casualidades de la vida. El buenismo mal entendido.
Pero tal vez, me dije, tal vez este punto de partida tan condescendiente, tan miope con la realidad sólo es una excusa de Eggers para retratar ciertos comportamientos desnortados de, precisamente, aquellos que viven en el Norte. Pero no. El problema es que Eggers se cree lo que hacen sus personajes, comparte su pensamiento atrofiado y local, y ahí es donde la novela se convierte en un suplicio. Más que un libro parece una gala benéfica de Isabel Preysler.
Pero yo soy un tontaina consumado y no aprovecho ningún punto y aparte para dimitir de esta lectura. Tal vez por el calor que hace, tal vez porque esta novela es la cosa perfecta para leer en diagonal a lo bruto, sin concesiones; pero seguramente la razón principal es porque tengo el cerebro licuado. Porque si me dicen que esto lo ha escrito la mismísima Ally McBeal, yo me lo creo.
(Este post fue originalmente publicado en un blog que ya no existe)
Eso es, ya está bien de hacer la rosca a cosas que molan! No hay cojones a ponerse con "Cartas a un joven español"!
ResponderEliminarDéjate de tonterías y acierta con un valor seguro. Propuesta de verano: El Tercer Reich, de Bolaño, de lo que han publicado ahora que se supone que estaba en su ordenador cuando murió. En realidad lo escribió en 1989. Desde luego no es lo mejor del chileno, pero se bebe como el vino con casera después de un día de playa. BVeranito en la Costa Brava de los 80, batallas de wargames y personajes a lo Bolaño, un Bolaño primerizo, que tiene su gracia.
ResponderEliminarTodo bien, pero ni McSweeneys es una revista de tendencias, ni Eggers se crió en Boston (Chicago, más bien). No leí la novela, ni creo que lo vaya a hacer, así que no vengo a defender el texto, pero las cosas son las que son... salud!
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